La combinación del desempleo, la inflación y la inseguridad se ha convertido en uno de los mayores desafíos tanto a nivel global como en Argentina. Estos factores no solo afectan la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también influyen en la estabilidad económica y social del país.
Desempleo: una problemática creciente
En Argentina, la tasa de desempleo alcanzó el 7,6% en el segundo trimestre de 2024, lo que afecta a aproximadamente 1,7 millones de personas. Este nivel es uno de los más altos desde la pandemia y refleja una economía en recesión con sectores como el agro liderando la actividad económica.
Además, la subocupación también aumentó al 11,8%, lo que significa que una gran parte de la población tiene empleos precarios o insuficientes.
Las mujeres jóvenes son las más afectadas, con tasas de desocupación que alcanzan el 16,5%. Por su parte, los hombres jóvenes también enfrentan cifras alarmantes del 13,9%. Esta situación empeora en ciudades como Resistencia, donde el desempleo supera el 11%, mientras que otras como Santiago del Estero presentan índices más bajos.
Inflación: el golpe al bolsillo
La inflación es otro problema que pesa sobre las preocupaciones de los argentinos. Con un índice interanual que supera el 100%, los precios de bienes y servicios continúan en ascenso, afectando el poder adquisitivo de los ciudadanos. La combinación de salarios estancados y el aumento de la canasta básica incrementa los niveles de pobreza y desigualdad.
Las familias de menores ingresos son las más vulnerables, ya que destinan una mayor proporción de su presupuesto a alimentos y productos básicos. A esto se suma la incertidumbre sobre las políticas económicas futuras, lo que dificulta prever una recuperación en el corto plazo.
Inseguridad: un problema estructural
La inseguridad se posiciona como una de las principales preocupaciones, tanto en Argentina como en otros países de la región. Los índices de delitos, como robos y asaltos, han aumentado, generando un clima de temor en la población. Según expertos, este fenómeno está relacionado con la falta de oportunidades laborales, la pobreza y la desigualdad.
En los sectores más vulnerables, la inseguridad se vive de manera más intensa, ya que muchas veces las fuerzas policiales carecen de recursos para abordar eficazmente la problemática. A nivel social, la percepción de inseguridad impacta en la calidad de vida y limita actividades cotidianas como el transporte o el disfrute del espacio público.