¿Cómo se elige al Papa?: el paso a paso del proceso sagrado del cónclave

Papa Francisco 20250421 200007 0000

La elección de un nuevo Papa es uno de los procesos más solemnes, secretos y simbólicos de la Iglesia Católica. Este ritual milenario se activa tras la muerte o renuncia de un pontífice, como ocurrirá luego de la muerte del Papa Francisco.

Cuando un Papa fallece se pone en marcha de inmediato el protocolo conocido como “Sede Vacante”. El primer acto oficial lo realizó el Camarlengo, quien debió verificar la muerte del pontífice y sellar el lugar donde ocurrió el deceso.

A partir de ese momento, se suspenden todas las audiencias públicas y se da inicio a la organización del funeral, que generalmente se realiza entre el cuarto y sexto día tras la muerte. Durante este lapso, la Iglesia Católica queda bajo la administración temporal del Colegio Cardenalicio, que no puede tomar decisiones que comprometan el futuro del papado.

El cónclave: el corazón del proceso para elegir al nuevo Papa

El cónclave papal es el evento central para la elección del nuevo Papa. Se trata de una reunión secreta de cardenales menores de 80 años, quienes son los únicos con derecho a voto. Este encuentro tiene lugar entre 15 y 20 días después del fallecimiento del pontífice.

Los cardenales se alojan en la Casa Santa Marta, dentro del Vaticano, y son conducidos bajo estrictas medidas de seguridad y aislamiento a la Capilla Sixtina, donde se llevan a cabo las votaciones. Durante todo el proceso, se les impide cualquier tipo de contacto con el mundo exterior.

La votación se realiza de manera secreta. Cada cardenal deposita el nombre de su elegido en una papeleta que se introduce en una urna. Luego, tres cardenales escrutadores se encargan del conteo y la lectura de los votos.

Para ser electo Papa, un candidato debe obtener una mayoría calificada de dos tercios de los votos. Actualmente, hay 138 cardenales electores entre los 252 miembros del Colegio Cardenalicio. Francisco, durante su papado, nombró a 149 de ellos, lo que significa que su influencia en la elección del próximo pontífice será considerable.

Si no se alcanza la mayoría tras una ronda de votaciones, se quema el resultado con una sustancia que genera fumata negra, indicando que aún no hay Papa. Cuando se logra la elección y el candidato acepta, se produce la famosa fumata blanca, símbolo de que el mundo tiene un nuevo Sumo Pontífice.

¿Cuánto puede tardar la elección del Papa?

No existe un límite de tiempo predeterminado para la duración del cónclave. Este puede durar desde unas pocas horas hasta varios días o semanas, dependiendo del nivel de consenso entre los cardenales.

En caso de que, tras 33 votaciones, no se logre una elección, se puede modificar la regla y optar por una mayoría absoluta entre los dos candidatos más votados. Durante todo este proceso, los cardenales están totalmente aislados y sólo se comunican entre sí durante las sesiones formales.

Requisitos para convertirse en Papa: ¿Quién puede ser elegido?

Aunque técnicamente cualquier hombre católico bautizado puede ser elegido Papa, en la práctica, el elegido siempre ha sido un cardenal. No se establece un límite de edad para el cargo, aunque los últimos Papas han sido elegidos en edades avanzadas: Francisco a los 76 años, Benedicto XVI a los 78.

Una vez elegido, el nuevo Papa puede escoger un nombre pontificio, y se proclama ante el mundo desde el balcón central de la Basílica de San Pedro con el tradicional anuncio “Habemus Papam”, seguido de su primera bendición Urbi et Orbi.

El término “papables” se utiliza para referirse a los posibles candidatos al papado. Aunque se dice que «quien entra al cónclave como Papa, sale como cardenal», existen nombres que surgen con fuerza en cada elección, agrupados generalmente en tres corrientes internas de la Iglesia:

  1. El establishment: Integrado por figuras consolidadas en la Curia Romana, con experiencia y capacidad de mantener la estabilidad institucional. Entre ellos destacan Pietro Parolin y Matteo Zuppi, ambos italianos, junto a Péter Erdö y Mario Grech.
  2. Los reformadores: Afines al pensamiento de Francisco, promueven una Iglesia más abierta, centrada en la justicia social, la descentralización y la cercanía pastoral. Algunos nombres relevantes son Luis Antonio Tagle, Jean-Marc Aveline, Wilton D. Gregory y Fridolin Ambongo.
  3. Los tradicionalistas: Contrarios a las reformas de Francisco, estos cardenales defienden posturas conservadoras y se identifican con la línea de Benedicto XVI. Entre los más conocidos están Roberto Sarah, Raymond Leo Burke, Willem Jacobus Eijk y Carlo Maria Polvani.