El conflicto en el Hospital Garrahan continúa escalando, con nuevas jornadas de paro y una convocatoria a una marcha federal hacia Plaza de Mayo, en un contexto de creciente tensión con el Gobierno nacional. El reclamo central se enfoca en aumentos salariales y una mejora urgente en el financiamiento del centro pediátrico de referencia nacional, cuyos trabajadores denuncian un deterioro alarmante en las condiciones laborales y en la atención a los pacientes.
Dos paros de 24 horas fueron anunciados por los trabajadores del Hospital Garrahan para los días 10 y 17 de julio, como parte de un plan de lucha más amplio que ya lleva seis medidas de fuerza contundentes. Estas acciones buscan visibilizar la crítica situación económica del personal y la falta de recursos esenciales para garantizar la atención pediátrica de calidad.
La ausencia de autoridades del Gobierno en la audiencia programada con la administración del hospital fue interpretada como una muestra clara de desinterés, profundizando el conflicto. En respuesta, los trabajadores convocaron una marcha federal desde el Congreso Nacional hasta la Plaza de Mayo, prevista para el 17 de julio a las 16:30 horas.
Movilización por el sistema de residencias: otro frente de conflicto
A la par de los reclamos salariales, profesionales del hospital también se manifestaron contra la modificación del sistema de residencias médicas en hospitales públicos, impulsada por el Gobierno. Esta reforma es vista como un retroceso en la formación profesional y ha motivado a médicos y residentes a sumarse a las protestas, pese a las amenazas y presiones por parte de las autoridades del hospital.
Una pediatra con más de tres décadas de experiencia en el Garrahan, Gabriela Bauer, explicó que las medidas adoptadas forman parte de una estrategia coordinada entre dos de los tres gremios más representativos del hospital. «Hay un alto grado de consenso y compromiso en esta lucha», destacó.
Uno de los aspectos más graves del conflicto ha sido la intimidación a los residentes, quienes recibieron notificaciones del Consejo de Administración exigiéndoles retomar tareas bajo amenaza de despido. Esta presión generó un fuerte impacto emocional y desgaste entre los jóvenes profesionales, que inicialmente habían liderado las medidas de protesta.
A pesar de estas amenazas, los residentes siguen participando activamente en el plan de lucha, aunque sin adherirse formalmente a los paros. Según Bauer, este tipo de accionar evidencia una estrategia de amedrentamiento que profundiza el conflicto y deteriora aún más el clima institucional.
Graves consecuencias en la atención pediátrica
El deterioro en las condiciones laborales ya se traduce en consecuencias directas sobre los pacientes, especialmente los niños que requieren atención especializada. En las últimas semanas, 14 profesionales abandonaron sus cargos, incluidos dos terapistas en apenas siete días. Esta pérdida de recursos humanos altamente calificados impacta en la organización interna y en la capacidad del hospital para brindar respuestas adecuadas.
«Hay demoras significativas en los turnos quirúrgicos y cancelaciones de turnos otorgados hace seis meses», explicó Bauer. El problema se agrava si se considera el perfil de pacientes que atiende el Garrahan: niños con patologías complejas que requieren atención continua, especializada y urgente.
Un conflicto sin respuestas del Gobierno nacional
La actitud del Gobierno ante este conflicto ha sido fuertemente cuestionada por los trabajadores del hospital. No se han ofrecido respuestas concretas, y en su lugar, se denuncian agravios y ataques a los gremios. Según Bauer, el área de comunicación del hospital estaría siendo intervenida por el Ministerio de Salud, desde donde se emiten comunicados con un tono «marcial» y descalificativo hacia los reclamos del personal.
«Por momentos aseguran que el hospital funciona con normalidad, y en otros, cargan contra los sindicatos y exigen excelencia y productividad como condición para mejorar las condiciones», señaló. Este discurso, sostuvo, es incompatible con la cultura institucional del Garrahan, donde históricamente primó la colaboración, el diálogo y el compromiso con la salud pública.
Uno de los puntos más preocupantes del conflicto es la ruptura del canal de comunicación entre la planta de trabajadores, la dirección y el Consejo de Administración del hospital. En una institución autárquica como el Garrahan, esta falta de articulación pone en riesgo la toma de decisiones estratégicas y el funcionamiento mismo del centro médico.
Desde los gremios, se considera que la estrategia oficial busca dividir y desgastar la protesta, apuntando a los sectores más vulnerables de los trabajadores para debilitar la unidad gremial.
Aunque la Cámara de Diputados no logró avanzar con el tratamiento del tema en una sesión especial, sí se convocaron para el próximo martes las comisiones de Acción Social y Salud Pública, Familia, Niñez y Juventudes, y Presupuesto y Hacienda, con el objetivo de emitir dictamen sobre la emergencia sanitaria del sistema pediátrico.
Esta iniciativa parlamentaria podría representar una oportunidad para que el reclamo de los trabajadores del Garrahan sea canalizado institucionalmente, aunque aún no se vislumbran soluciones inmediatas.

 
				 
				 
				