Radares de velocidad: el truco en el pavimento que revela dónde están ubicados

Radares de velocidad Radares de velocidad

En las calles y rutas del país, los radares de velocidad se han convertido en un actor clave para controlar el tránsito y reducir los siniestros. Sin embargo, no siempre resulta sencillo advertir dónde están ubicados. Más allá de los carteles que avisan la presencia de control, existe un detalle en el pavimento que puede dar la pista: unas marcas rectangulares conocidas como espiras.

Qué son las espiras y por qué anticipan un radar

Las espiras son cables instalados bajo el asfalto que se observan como dos figuras geométricas rectangulares o cuadradas. Su función es medir el tiempo que tarda un vehículo en pasar de una a otra, lo que permite calcular la velocidad.

  • Cuando se coloca una sola espira, el sistema solo cuenta autos.
  • Si se instalan dos espiras consecutivas, la medición pasa a ser de velocidad.
  • En muchos casos, esas espiras están conectadas directamente con los radares fijos que generan actas por exceso de velocidad.

El dato es clave: mirar el piso puede anticipar la presencia de un radar, aun cuando no se haya visto el cartel de aviso.

No todos los radares utilizan espiras. En distintos puntos del país también se emplean dispositivos móviles o portátiles de tecnología Doppler. Estos equipos funcionan mediante ondas y permiten detectar la velocidad sin necesidad de instalar nada en el pavimento.

Esto significa que no siempre habrá una señal visual en el suelo que anticipe un radar. De hecho, en controles sorpresivos, los agentes de tránsito suelen usar este tipo de tecnología para reforzar la fiscalización.

Más que sanciones: datos para la gestión del tránsito

Aunque el conductor los asocia principalmente con multas, las espiras cumplen otros roles importantes:

  • Monitorear el flujo vehicular y detectar niveles de saturación.
  • Regular semáforos en tiempo real, por ejemplo en avenidas cercanas a hospitales.
  • Generar estadísticas de movilidad que sirven para planificar obras o establecer carriles exclusivos.

En este sentido, los radares y sus sistemas asociados funcionan también como herramientas de gestión urbana.

Diversos estudios muestran que los radares reducen entre un 20 % y un 37 % la siniestralidad vial. En la Ciudad de Buenos Aires, más de la mitad de los accidentes fatales involucraron a vehículos que circulaban a velocidades superiores a las permitidas.

Los radares, sumados a la señalización y a campañas de concientización, apuntan a modificar conductas de manejo peligrosas. No se trata solo de evitar multas, sino de salvar vidas.

Consejos para conductores

  • Observar el pavimento: dos rectángulos seguidos suelen anticipar un radar fijo.
  • Respetar la velocidad incluso cuando no hay señales visibles.
  • No confiar únicamente en aplicaciones móviles: muchos radares móviles no figuran en los mapas.
  • Asumir la responsabilidad personal: la seguridad vial depende tanto de la tecnología como del compromiso de los conductores.