Patricia Bullrich marca distancia: “El Gobierno no hablará con quienes tienen la cabeza formateada por el kirchnerismo”

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La ministra de Seguridad y senadora electa por la Ciudad de Buenos Aires, Patricia Bullrich, volvió a marcar el tono político del oficialismo. En una declaración que generó fuerte repercusión, anticipó que el Gobierno no mantendrá diálogo con sectores “formateados por el kirchnerismo”, al considerar que representan una visión “atrasada” del país.

En una entrevista reciente, Bullrich aseguró que el nuevo esquema de diálogo del Gobierno estará orientado hacia los actores políticos y sociales que no formen parte del núcleo duro kirchnerista. “Vamos a buscar a todos aquellos que no tienen la cabeza formateada en el kirchnerismo, porque esos tienen un país atrasado en su cabeza”, expresó la funcionaria, en una frase que rápidamente se volvió tendencia.

Con esta afirmación, la ministra reafirmó la línea de confrontación que el Ejecutivo mantiene con los sectores del peronismo que se identifican con el liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner. Su mensaje apunta, además, a consolidar una base política propia dentro de la coalición gobernante y a profundizar la identidad “antikirchnerista” del espacio.

Un cambio en la estrategia política

Fuentes cercanas al Ministerio de Seguridad explicaron que la postura de Bullrich no implica un cierre total del diálogo, sino una reconfiguración de las alianzas políticas. La funcionaria busca establecer puentes con gobernadores, legisladores y dirigentes que, aunque pertenezcan a la oposición, no estén alineados con el kirchnerismo tradicional.

El país necesita acuerdos nuevos, no con los mismos que lo frenaron durante años”, señaló Bullrich, al justificar la estrategia. En su visión, el cambio político y económico requiere de un nuevo tipo de consensos, más pragmáticos y menos ideológicos.

Durante la entrevista, la ministra también hizo referencia al nuevo Congreso que asumirá a partir del 10 de diciembre, y expresó su confianza en que se abrirá una etapa más favorable para la gestión. Destacó, además, el papel de la Boleta Única de Papel, sistema que calificó como “una herramienta clave para terminar con la picardía y la corrupción política”.

“Es un sistema de votación extraordinario, porque rompe con las viejas prácticas del voto cadena”, afirmó. Para Bullrich, la transparencia electoral es una de las condiciones necesarias para recuperar la confianza ciudadana y modernizar la política argentina.

Bullrich y su futuro político

Consultada sobre su paso del Ejecutivo al Senado, Bullrich evitó dar detalles sobre su reemplazo en el Ministerio de Seguridad, pero dejó un mensaje contundente: “Lo importante es que la línea de orden en las calles y de defensa de las víctimas por sobre los delincuentes continuará”, aseguró.

Con ese mensaje, la funcionaria ratificó su compromiso con la política de “orden y autoridad”, una de las banderas que marcó su gestión. En su entorno, afirman que la ministra buscará desde el Congreso impulsar leyes que consoliden el modelo de seguridad y de cambio que promueve el Gobierno.

Las declaraciones de Patricia Bullrich no pasaron inadvertidas. En el kirchnerismo, fueron interpretadas como una señal de endurecimiento por parte del Ejecutivo. Analistas políticos señalan que la ministra busca fortalecer su rol dentro del oficialismo y perfilarse como una de las voces más duras del espacio.

Su discurso, centrado en la idea de “orden, cambio y ruptura con el pasado”, refuerza el relato que el Gobierno intenta instalar de cara a la próxima etapa legislativa. La decisión de no dialogar con los sectores kirchneristas responde también a una lectura estratégica: evitar bloqueos y acelerar la agenda de reformas en el Congreso.

Un mensaje hacia adentro y hacia afuera

Para los observadores, las palabras de Bullrich tienen una doble lectura. Por un lado, buscan marcar un límite político al kirchnerismo y consolidar la identidad del nuevo oficialismo. Por otro, envían una señal al electorado que la respalda, reafirmando la promesa de “orden, cambio y firmeza” que acompañó su campaña electoral.

Sin embargo, algunos analistas advierten que esta estrategia podría profundizar la polarización política y dificultar la construcción de consensos amplios. “Cerrar el diálogo con un sector tan amplio del sistema político puede aislar al Gobierno”, señalan.