La pobreza en Argentina: Una realidad alarmante

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La pobreza en Argentina ha alcanzado un nivel preocupante, con el 73,3% de la población viviendo en condiciones de vulnerabilidad. Este dato, más que una simple estadística, refleja una realidad cotidiana que se ve en cada esquina del país. La clase media, una vez robusta, se ha desvanecido, dejando a una mayoría luchando por sobrevivir.

Se suele hablar de Argentina como un país de clase media. Sin embargo, la realidad actual muestra una realidad muy distinta. Más del 55% de la población se encuentra por debajo del umbral de pobreza, y si se suman aquellos que apenas superan este umbral, el número asciende dramáticamente al 73,3%. Estos «casi pobres» no pueden ser ignorados en cualquier análisis serio de la situación económica y social del país.

Las cifras oficiales muchas veces utilizan promedios que no reflejan la realidad. El ingreso medio per cápita mensual en Argentina es engañoso, ya que solo una pequeña parte de la población está cerca de este valor. La mayoría se encuentra muy por debajo, y solo un 32% está por encima. Esta disparidad indica una sociedad profundamente desigual, donde la riqueza está concentrada en unos pocos.

La vulnerabilidad de los «casi pobres»

Uno de los aspectos más preocupantes es la cantidad de hogares que se encuentran justo por encima del umbral de pobreza. Estos hogares, que constituyen el 18,3% de la población, son extremadamente vulnerables. Un pequeño cambio económico podría empujarlos al abismo de la pobreza. No se les puede considerar clase media, sino más bien como una extensión de la pobreza misma.

Frente a esta realidad, es fundamental replantear las políticas sociales y económicas en Argentina. **Insistir en viejas narrativas que no se ajustan a la realidad** solo prolongará el sufrimiento de millones. Para construir un futuro mejor, es necesario aceptar que Argentina es hoy un país mayoritariamente pobre y actuar en consecuencia.

Esta cifra es una llamada de atención urgente. No se trata solo de estadísticas, sino de vidas humanas que están siendo afectadas diariamente por la pobreza. Reconocer y abordar esta realidad es el primer paso para construir un país más justo y equitativo.