La muerte de Alejandra “Locomotora” Oliveras, ocurrida el pasado 28 de julio, sacudió al mundo del deporte argentino. La multicampeona mundial de boxeo falleció a los 48 años tras dos semanas de internación y, en un giro inesperado, su familia resolvió no realizar un velorio público ni capilla ardiente. En su lugar, optaron por la cremación, una decisión que se convirtió en tema de debate luego de una denuncia que provocó la intervención judicial.
Según confirmaron fuentes cercanas a la familia, la Locomotora Oliveras no será velada ni expuesta públicamente. La decisión fue tomada con la intención de preservar la intimidad familiar, alejados del ruido mediático. La despedida de la campeona se realizará de forma privada y sin la presencia de cámaras ni homenajes públicos.
“El deseo de la familia fue claro desde el primer momento: despedir a Alejandra en paz, sin exposición, sin circo”, aseguró una fuente directa del entorno.
La denuncia que frenó la cremación
Sin embargo, la situación dio un giro inesperado cuando Aldo Parodi, un ciudadano que aseguró haber sido cercano a Oliveras, presentó una denuncia en la Justicia solicitando que se investigue la causa de su muerte. Alegó posibles vínculos con el uso de sustancias prohibidas, lo que provocó que el Ministerio Público Fiscal interviniera y suspendiera temporalmente la cremación.
El cuerpo fue retenido a la espera de posibles peritajes, aunque desde el entorno familiar se remarcó que Parodi no formaba parte del círculo íntimo de la exboxeadora. La familia manifestó su profundo malestar por la denuncia, considerándola “una falta de respeto en un momento de profundo dolor”.
Alejandro y Alexis, hijos de Alejandra Oliveras, expresaron públicamente su indignación ante la denuncia que frenó el adiós definitivo a su madre. “Con la salud que tenía nuestra mamá, tenía para 30 o 40 años más. Lo que hizo esta persona es una insensatez total”, aseguraron en declaraciones a medios locales.
También solicitaron que se respete el proceso de duelo y remarcaron que no existía razón alguna para judicializar la situación: “No se puede permitir que cualquiera frene algo tan íntimo y sagrado como es la despedida de un ser querido”.
Tras analizar los informes médicos y no hallar elementos que justifiquen una autopsia, el fiscal Ignacio Orio determinó que no era necesario avanzar con pericias adicionales. De esta forma, se levantó la restricción judicial y se autorizó que el cuerpo fuera finalmente cremado, como lo había solicitado la familia desde un principio.
La resolución puso fin a varios días de tensión y permitió que los seres queridos de Oliveras cerraran el capítulo con la discreción que deseaban.
El parte médico final del Hospital José María Cullen indica que Alejandra Oliveras falleció a raíz de un “shock con hipoxemia severa”. Esta complicación fue provocada por una embolia pulmonar masiva que derivó en un paro cardiorrespiratorio irreversible.
Oliveras había sido internada el 14 de julio por un accidente cerebrovascular isquémico y permaneció en estado crítico durante casi dos semanas.
En reconocimiento a su trayectoria deportiva y compromiso social, el Gobierno de Santa Fe decretó tres días de duelo provincial. La medida busca homenajear a una figura que trascendió el deporte y que también incursionó en la política, llegando a ser elegida como convencional constituyente provincial.
Por su estado de salud, nunca llegó a asumir el cargo.
Una vida de lucha dentro y fuera del ring
Alejandra “Locomotora” Oliveras fue una leyenda del boxeo argentino. Se consagró campeona mundial en seis ocasiones, en categorías como supergallo, pluma y ligero. Pero su legado va más allá del cuadrilátero: fue promotora de comedores comunitarios, fundadora de escuelas de boxeo gratuitas y referente de inclusión y superación.
“Nunca me rendí. Ni adentro ni afuera del ring”, solía decir. Y esa frase resume su filosofía de vida, la misma que hoy resuena entre quienes la admiraron y la acompañaron.
